Una exposición sobre Steve McQueen en la galería L’Instant

Steve Mcqueen en París

Hasta el próximo 16 de septiembre, la galería “L’Instant”, ubicada en el barrio de Le Marais, alberga  la exposición “Unseen McQueen”. Esta muestra reúne instantáneas de la pasión  por el motor del genial actor norteamericano.

Steve McQueen quitándose unos guantes de piloto, fumando un cigarrillo encima de  una motocicleta, derrapando durante un rodaje, empuñando un revólver o conduciendo un coche son parte de las muchas fotografías en blanco y negro que hizo  Feinstein.

Este prestigioso fotógrafo   trabajó por primera vez para McQueen en 1968 durante el rodaje de “Bullitt”. Recordada por las espectaculares persecuciones automovilísticas, consolidó en la cima  a McQueen, que ya había rodado títulos tan famosos como “Los siete magníficos” o “La gran evasión”, ambas con John Sturges.

Hijo de una madre alcohólica y de un padre que lo abandonó al nacer, Steve McQueen en Beech Grove (Estados Unidos)  en  1930 y se crió entre el vandalismo, los reformatorios y los golpes de su padrastro hasta que a los 17 años, disléxico y sordo de un oído, ingresó en el cuerpo de Marines.

El insubordinado y peleón McQueen salió del Ejército  tres años má tarde  y se trasladó a Nueva York, donde trabajó como camarero o estribador, hasta que con 22 años se matriculó en una escuela de teatro y con 25 hizo su estreno en Broadway.

Dio el salto  al cine en 1956, con un papel en “Marcado por el odio”, que protagonizó  Paul Newman y dirigió  Robert Wise. Desde entonces, su carrera fue a más.

Su pasión por la velocidad  quedó reflejada en “Steve McQueen, The Man & Le Mans”.  Sin diálogos en los primeros 37 minutos,  repleta de problemas, sobrecostes y retrasos, la cinta resultó un fracaso en taquilla, sin embargo se ha convertido en una película de culto para los amantes del motor.

Tras el batacazo de esta producción, McQueen  participó en  películas  notables como “La huida”, de Sam Pechkinpah (1972), “Papillon”, de Franklin J. Schaffner (1973), o “El coloso en llamas”, de John Guillerminy (1974).

Murió prematuramente y abrazado a una Biblia en 1980 en Ciudad Juárez (México), donde había llegad con el objetivo de encontrar  una cura milagrosa para su cáncer de pulmón.

Foto vía El Universal