La isla de Saint-Louis

Muy diferente de su vecina mayor la isla de Cité, a la que está unida por el puente peatonal Saint-Louis, la isla de de Saint-Louis desprende una calma provinciana y llena de encanto. Casi desprovista de monumentos (aparte de su pequeña iglesia), es el lugar de residencia de muchos artistas e intelecuales con fortuna.

La rue Saint-Louis-en-l’Ile, que atraviesa la isla, merece un paseo tranquilo y relajado por sus numerosas y atractivas tiendas y colarse en el número 51. Además, en el número 24, el recogido salón de té La Charlotte de l’Isle o el más refinado Le Flore en I’Ile, en el número 42, constituyen agradables paradas; también se pueden tomar los helados y sorbetes de la Casa Berthillon, la heladería mas famosa de la capital francesa, en el número 31.

Otra posibilidad es descansar en el interior de la église Saint-Louis-en-l’Ile (19 bis rue Saint-Louis-en-l’Ile. Visita de 9 a 12.15 horas). Desde lejos llama la atención su pintoresco reloj fabricado en 1741. Su interior es uno de los mejores ejemplos del barroco religioso del siglo XVII.

Otras casas interesantes de ver en los muelles que rodean esta pequeña isla con las de los números 9, 13, 15 y 37 del quai d’Anjou, y en el quai de Bourbon, los números 11, 13, 15, 17, 19 (donde vivió la escultora Camille Claudel, gran amiga de Auguste Rodin) y en 19 bis.

Por otro lado, en el quai d’Anjou se halla el Hotel de Lauzun (17 quai d’Anjou. Visita de abril a octubre, sábado y domingos, desde las 10.00 a las 17.45 horas), uno de los pocos hoteles que conserva su brillante decoración original. Construido a mediados del siglo XVII por Le Vau, su fachada presenta un balcón de hierro forjado, totalmente nuevo para la época.

Asimismo, hay que ver un pequeño teatro (39 quai d’Anjou), instalado en unas antiguas caballerizas y que cuenta con una interesante programación. Por último, el quai d’Orléans está bordeado de hermosos edificios, como el Hotel Rolland, en los números 18-20, o los números 6, 8 y 22.

Foto vía Destino