Madeleine y el Fabourg Saint-Honoré

Entre la plaza de la Madeleine, la plaza Vendome y la plaza de la Concorde, París despliega su riqueza arquitectónic y su maestría en materia de lujo. Estas grandes las plazas permitieron el desarrollo de la ciudad hacia el norte. La muy chic calle Royale no fue sino un sendero que atravesaba un marjal, y el Faubourg Saint-Honoré, un descampado.

1.º. Iglesia de la Madeleine:

Son muchas las tribulaciones de esta iglesia que, iniciada en 1763, se terminó de construir en 1842 y que vio cambiar sus planos, interrumpir sus trabajos a causa de la Revolución y alterar su función, pasando de tener el estatuto de iglesia al de templo y viceversa. Presenta un acuerdo perfecto con el palacio Bourbon, situado en la perspectiva de la calle Royale.

2º. Village Royal:

Esta calle peatonal empieza en el número 25 de la calle Royale y permite un paseo agradable entre tiendas de lujo como Chanel, Dior o Barbour. Para los aventureros elegantes, Napapijri Geografic ofrece su gama de prendas deportivas.

3º. Hermès:

Esta tienda es todo un lujo. Hay que contemplar sus escaparates, sus secciones, sus joyas, su marroquinería y su moda. En cada piso, hay una colección. Un templo de la compra.

4º. Lancome:

En esta tienda, se encontrarán todos los productos y perfumes Lancome y, sobre todo, los artículos exclusivos de esta conocida marca. Además, se ofrecen tratamientos corporales y faciales, masajes de piedra o vibraciones de la nota la.

5º. L’Envue:

Para una pasua acogedora: un lugar con aires de bar lounge, con mesas bajas y grandes sillones. La carta ofrece inéditas sensaciones al paladar. Ideal para saborear la cocina parisina.

6º. Territoire:

El lugar, con su fachada de madera, es de categoría y fue la mansión de Lully. Se encuentra de todo, como en los viejos bazares de nuestros abuelos: libros, vestidos, juegos, papelería, vajilla y cestería.

7º. Plaza Vendome:

Jules Hardouin-Mansart, el arquitecto de Versalles, construyó esta suntuosa plaza octogonal entre 1685 y 1699. Tenía que estar rodeada de edificios oficiales, pero por falta de presupuesto fueron sustituidos por palacetes.

En 1804, Napoleón ordenó que fundieran los 1.200 cañones arrebatados al enemigo durante la batalla de Austerlitz, para construir una columna similar a la de Trajano en Roma, como conmemoración de los triunfos de la Grand Armée.

Foto vía Viajes de Europa