Una antigua reliquia que numerosos cristianos veneran como la corona de espinas de Jesucristo ha sido presentada ante el público en la catedral de Notre Dame de París.
La corona de espinas es una banda circular de ramas encerradas en un bello tubo dorado. Dicha corona podrá verse durante los próximos tres días para conmemorar el 800º aniversario del nacimiento y bautismo del rey Luis IX de Francia, que la adquirió en el lejano año 1238.
La reliquia fue mencionada por varios peregrinos de Jerusalén en el siglo V y fue llevada a Constantinopla en el siglo X. Se trata de la corona de espinas con la que los romanos, a modo de burla, coronaron a Jesucristo como Rey de los Judíos.
Todo apunta a que entre las reliquias que trajo Elena de Constantinopla también se hallaba la corona de espinas. Su primera referencia es en el siglo V y nada se sabe de ella hasta el XI cuando aparece de repente en la poderosa Constantinopla.
En 1238, y ya sin espinas que parece ser fueron repartidas por toda la cristiandad europea, el emperador Balduino II ofreció la corona a Luis IX, rey de Francia . Para albergarla se erigió la Santa Capilla donde estuvo guardada hasta la Revolución Francesa. Entonces, se trasladó a la catedral de Notre Dame.
La corona ha sido presentada al público en varias ceremonias especiales un puñado de veces en el último siglo: en 1997 y en 1939, antes de la Segunda Guerra Mundial, para conmemorar siete siglos desde que llegó a Francia.
La corona de espinas es un destacado símbolo cristiano que recuerda la Pasión de Jesús. Aparece mencionado en los evangelios de Juan (19:2, 5), Marcos (15:17) y Mateo (27:29).
Según los evangelios, los soldados romanos se la colocaron a Jesús durante su pasión. Presetnaba una doble función: humillar a Jesús (coronándolo como rey de los judíos, en tono de burla) y provocarle un inmenso daño y dolor.
Foto vía Twicsy