El sabor más genuino, tradicional e histórico de París lo tenemos en el Barrio Latino, uno de los rincones más divertidos, concurridos y bulliciosos de la ciudad. Yo pensaba que su nombre vendría del hecho de que allí vivieran o viviesen muchos latinos, pero nada más lejos de la realidad.
Era aquí donde se situaba y se sitúa la Sorbona, la Universidad de París. En en el siglo XIII, cuando fue fundada la Universidad de París, el idioma que se hablaba en esta zona era el latín, de ahí que al barrio se le conozca desde entonces como Barrio Latino.
Curiosidades al margen, el hecho de albergar la universidad lo hizo desde siempre un barrio universitario y muy animado. La vida aquí no se detiene ni de día ni de noche. Bares, cafeterías, terrazas y restaurantes son el principal atractivo de la vida dispar y alegre que se saborea.
Pero no faltan en el Barrio Latino los rincones históricos por visitar, como el célebre Panteón, originalmente una antigua iglesia del siglo XVIII, pero que más tarde se convirtió en mausoleo de algunas de las grandes personalidades de la Revolución Francesa y de la historia de esta nación. Allí descansan los restos de nombres tan ilustres como el de Marie Curie, Voltaire, Emile Zola o Víctor Hugo, junto al enorme Péndulo de Foucault que domina la estancia principal.
No olvidaros tampoco de visitar la Sorbona que, aunque sea la Universidad de París, merece la pena por ser uno de los centros universitarios más conocidos del mundo. Siglos de historia se esconden tras de sus muros. Cerca tenemos la Iglesia de la Sorbona, construida en el siglo XVII, donde descansan los restos del Cardenal Richelieu.
Y después de hacer un pequeño recorrido histórico por el Barrio Latino, seguro que no hay nada mejor que sentarnos en las terrazas de sus restaurantes. El barrio está lleno de ellos, la mayoría dedicados a la mejor cocina francesa. Hay algunos muy recomendabres y conocidos, como el L’Avant Gout o el Mon Vieil Ami, aunque si preferís algo más elegante, íntimo y romántico os sugiero Le Pre Verre o Le Buisson Ardent.
No hay quien se aburra en el Barrio Latino. Rincones históricos, bares, restaurantes, cafés y terrazas, tiendas de souvenirs y, como zona universitaria, muchas librerías antiguas con gran encanto. Es el París del ocio y el descanso, un lugar perfecto para la caída de la tarde y la noche.
Foto Vía París Visión