Dos días en París, segunda parte

Hay que levantarse tempranito en nuestro segundo día en París, tanto para ver la mañana parisina como, sobre todo, evitar algunas colas intempestivas que nos restan bastante tiempo en visitas como al Museo del Louvre o la Torre Eiffel, si queremos volver a verla. Hoy también es el día para visitar otros museos, como el Museo de Orsay, el Museo Rodin, el Museo Picasso y el Centro Georges Pompidou. Hay que aprovechar nuestros dos días en París.

Si eso de los museos os suena demasiado aburrido, el segundo día lo podemos dedicar a tomar el tren de cercanías que nos lleva a Versalles, palacio de verano de Luis XIV, el Rey Sol, visita imprescindible si estáis en la ciudad. Parece increíble que lo que apenas iba a ser un pequeño pabellón de caza se convirtiera en una de las residencias reales más impresionantes que se conocen. Os recomiendo especialmente el paseo por los jardines.

Después de comer nos da tiempo de rendir visita al Cementerio de de Pere-Lachaise. Ya sé que algunos me diréis que hacemos nosotros en un cementerio, pero este es mucho más que eso. Aquí descansan algunos de los artistas más reconocidos, como Oscar Wilde, Jim Morrison o la diva de la canción francesa, Edith Piaf. Posiblemente a la caída de la tarde sea uno de los rincones más nostálgicos y lánguidos de la ciudad.

A pesar de todo, el atardecer hay que pasarlo sin duda en Montmartre, especialmente por el bullicio de sus callejuelas, sus pequeños cafés y las vistas que se tienen desde la Basílica del Sagrado Corazón. Desde aquí parece como si el cielo se desangrara sobre París. Calles y plazas están llenas de vida, y a esta hora del día no están tan concurridas y masificadas como al mediodía. Se pasean mejor y se disfrutan mucho más.

Por la noche, antes de regresar a nuestro hotel, nos perdemos por los bares, restaurantes y salas de fiesta que hay en la Plaza Pigalle, bajando la colina de Montmartre. Allí está el célebre Moulin Rouge, al que podéis asistir a algún espectáculo, si reserváis antes las entradas. De todas maneras, todo el boulevard está lleno de bares y cafés para disfrutar.

Como véis, París es una ciudad que, si nos lo planificamos bien, podemos recorrer en un par de días, si ese es el tiempo que disponemos. Yo os recomendaría algo más, pero si no es posible… en 48 horas París también puede ser vuestra.

Foto Vía Travel Webshots