Puces de Saint Quen es el mercadillo de ocasión de la zona norte. Par ir se coge el Metro hasta Porte de Clignancourt o el autobús circular PC. Abre los sábados, los domingos y los lunes. Se trata del «rastro» por excelencia de la capital gala. Cuenta con cerca de 3.000 tenderetes que venden todo lo habido y por haber.
Los antiguos «puestos» de objetos adquiridos sin pagar han ido desapareciendo poco a poco hasta casi extinguirse. La afluencia de público es tal, que algunos domingos es casi imposible dar un paso por la calles principales del mercadillo. Así, lo mejor para no dar vueltas innecesarias en este laberitno será seguir un orden.
Se puede entrar por la rue Jean Henri Fabre, la paralela a la carretera periférica, después hay que torcer por la rue Jules Valles, hasta el mercado de mismo nombre. Se puede continuar por la rue Louis Dain, a la derecha, para torcer de nuevo a la diestra por la rue des Rosiers.
Dentro de tanto local, hay unos cuantos que mercen ser reseñados aparte ya que cada uno tiene su especialidad:
1º. Marché Malik: 60 rue Jules Valles, esquina con Jean Henri Fabre, donde está la entrada. Vende ropas, prendas de cuero, discos, sombreros y gorros de todo tipo.
2º. Marche Jules Valles: 5 rue Jules Valles. Se sitúa en una zona donde la gente no suele llegar tan masivamente. Vende cristalería, encajes, tarjetas postales y recuerdos militares.
3º. Marché Paul Bert: 96 rue des Rosiers. Se trata de unos mercadillos más populares y concurridos. Vende principalmente porcelanas, lámparas y muñecas.
4º. Marché Biron: 85 rue des Rosiers y 118 avenue Michelet. Se trata de un mercado selecto con objetos de primera calidad que son cobrados como tales. Si vuestro presupuesto no es muy alto, mejor pasad de largo y así no se os pondrán los dientes largos.
5º. Marché Vernaisson: 99 rue des Rosiers y 136 rue Michelet. Es el mercadillo más antiguo y es un auténtico laberinto de pasillos y recovecos con objetos de plata y bronce, juguetes y libros.
Foto vía Stay.com