Metz es una preciosa ciudad y capital del Departamento de Moselle, en la región Lorraine y que se halla a 331 kilómetros de París. Si tienes tiempo, te recomiendo dedicar una jornada para visitar esta maravilla gala.
Aunque siempre se cita a Metz por su espléndida catedral, ésta no es la única joya que esconde una localidad moderna y viva. Los parques y las tranquilas explanadas de la ribera adornan este lugar tan deslumbrante como la piedra de sus monumentos.
El recorrido por la Ciudad Vieja se realiza a lo largo de calles peatonales llenas de encanto. En el Metz teutónico destacan sus casas sólidas y elegantes junto a sus grandes avenidas. En la Ile de Saulcy, se puede pasear tranquilamente junto al río Mosela. En la place de Saint Jacques y Saint Louis se encuentran numerosos café, restaurantes, cervecerías y locales de ocio.
La estación de ferrocarril se halla en un edificio espectacular de granito de un singular románico. Caminando hacia el norte en dirección a la place de la République, existe una zona llena de tiendas y cafés y un jardín muy sobrio conocido como Esplanade. Se puede pasear hasta las cascada la fontaine de l’Esplanade o el Lac aux Cygnes. En la misma dirección, hay que fijarse en el clásico Palais de Justice, la église de St-Pièrre aux Nonnains y la chapelle des Templiers.
Luego, hay que ver la place des Armes, las torres góticas de la Cathédrale de St-Etienne y la fachada clásica del Hotel de la Ville. La Catedral es la tercera más grande de toda Francia. Contiene la coleccion más amplia del mundo de vidrieras, con muestras que van desde el siglo XIII hsta el XX. Para coronar la torre Mutte hay que subir los 300 escalones.
Por último, la visita a Metz se completa con el mercado que se alza junto a la catedral, el Musée d’Art et d’Histoire, la place de la Comédie y la port des Allemands.
Foto vía Tripadvisor