La obra de Edward Hopper, considerado uno de los más importantes pintores estadounidenses del siglo XX, aterriza en París después de haberse estrenado en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid una de las mayores retrospectivas europeas sobre su producción.
Después de Londres en el año 2004, Italia en 2010 y Madrid hasta mitad del pasado septiembre, el Grand Palais de París exhibe actualmente un notable conjunto de 128 óleos, grabados, acuarelas e ilustraciones de este artista norteamericano que fue un gran amante de la luz y siempre prefirió yuxtaponer y suscitar antes que decir. Expresión de desgarros existenciales o de puras construcciones mentales, la engañosa sencillez de su producción ha sido interpretada desde las más diferentes y opuestas ópticas.
Además de las creaciones de Hopper (1882-1967), el Grand Palais de París exhibe una treintena de óleos de algunos de sus maestros y contemporáneos del siglo XX. La muestra supera con creces a lo que se ha podido ver en el Museo Thyssen-Bornemisza, coorganizador de la muestra junto con la Reunión de Museos Nacionales franceses (RMN), lo que permite subrayar más la estructura en dos tiempos de la exhibición: el primero sobre los años de formación (1900-1924), el segundo enfocado en su madurez, a partir de emblemáticos óleos como «House by the Railroad» (1925), que tanto inspiraron al cine.
Además, hay que fijarse en estas obras maestras de esta exposición parisina como el celebérrimo bar nocturno de «Nighthawks» (1942), «Summertime» (1943) y «Chop Suey» (1929). Unas joyas del arte que no hay que perderse por nada del mundo.
Además, en esta muestra se insiste en la evidente herencia francesa de Edward Hopper, entre las cuales sobresale su visita al Salón de Otoño de 1906, dedicado a Coubert.
Por lo tanto, si viajas próximante a París no te olvides visitar esta muestra que encima se encuentra ubicada en un edficio histórico como el Grand Palais
Foto vía Te Interesa