Las 39 esculturas que se conservan de la tumba de Juan sin Miedo, duque de Borgoña durante el siglo XV, llegan hoy a París para convertirse en la décima escala de una exposición que ha recorrido el mundo con un gran éxito.
La tumba de Juan Sin Miedo es una obra formidable para la época, concebida por el escultor aragonés Juan de la Huerta, un misterioso personaje del que se sabe más bien poco. El Museo de Cluny acoge esat exposición titulada «Lágrimas de alabastro».
Afincado en Dijon, sede de la corte de los duques de Borgoña, De la Huerta recibió el encargo de esculpir en alabastro un gran cortejo fúnebre para adornar la tumba de uno de los personajes más poderosos de la Europa de aquellos tiempos.
El artista cogió como modelo la tumba de Felipe el Audaz, padre de Juan sin Miedo, sin embargo incorporó una singular y novedosas expresividad en las figuras. Así, las mismas parecen tener vida propia pese a ser unas esculturas.
De la Huerta tenía un carácter fuerte. Así, en 1456, cinco años antes del final completo de la obra, acabó abandonando el trabajo, por lo que la casa de los Borgoña encargó su conclusión al artista francés Antoine le Moiturier, alumno de la escuela tradicional. Por ello, resulta complicado saber qué figuras fueron concebidas por Moiturier y cuales por De La Huerta.
La fuerza comunicativa de estas escultras cobra toda su intensidad en el Museo de Cluny pues las ha colocado en forma de procesión ascendente hasta llegar a los dos monaguillos que abren el cortejo. Así, las esculturas se contemplan mejor que en su lugar original, donde están escondidas bajo la tumba del duque de Borgoña, entre columnas y arcadas góticas, que impiden admirarlas en todo su esplendor.
Foto vía Panorama